Según información de la Guardia Civil, el cuerpo inicia las investigaciones el pasado mes de julio de 2017, a raíz de varias inspecciones que se llevan a cabo en dos chatarrerías en la ciudad de Plasencia (Cáceres), en las que se localizan varias baterías que habían sido entregadas por la misma persona, encontrándose todas ellas en perfecto uso, algo incongruente para ser vendidas como chatarra, procediéndose a su intervención cautelar, además las baterías presentaban indicios de que pudieran haber sido sustraídas, determinado por sus características y presentación, pudiendo proceder de explotaciones agrícolas o ganaderas.
Posteriormente, la Guardia Civil procede a realizar una investigación en aquellas zonas donde los propietarios de explotaciones agrícolas habrían sufrido un mayor índice de robos, concretamente en las zonas de Miajadas, Villanueva de la Serena y Don Benito, a quienes se les mostró las baterías localizadas, siendo identificadas por sus propietarios gran parte de ellas.
A partir de estos momentos, la Guardia Civil dispuso un operativa en el marco de la “operación oceánides”, con el objeto de tratar de ubicar al autor de los hechos y sus codelincuentes, itinerantes constantemente por la Comunidad de Extremadura, siendo localizados el pasado día 23 de noviembre en la población de Valdemorales (Cáceres), el cabecilla de la organización y uno de sus lugartenientes, los cuales llevaban en el vehículo herramientas y maquinaria, supuestamente robada en varias explotaciones agrícolas y que iba a ser entregada en alguna chatarrería., procediéndose a la detención de ambos, los cuales residen en Miajadas y Vivares-Don Benito (Badajoz), ambos con un amplio historial por los mismos hechos.
Continuando con la investigación, y fruto de las diferentes inspecciones llevadas a cabo en las chatarrerías de la provincia, la Guardia Civil consigue detectar la entrega de otras 60 baterías, muchas de ellas en perfecto uso, las cuales procedían de un desguace de vehículos, habiendo sido hurtadas o robadas por dos vecinos de Plasencia (Cáceres), siendo detenidos por un delito continuado de hurto y robo.
El modus operandi de los principales implicados en la operación, para despistar a los investigadores de la Guardia Civil, era la entrega de las baterías sustraídas en chatarrerías que distaban hasta 200 kilómetros de los lugares donde eran sustraídas, y la entrega de maquinaria o herramientas en aquellas otras que nos les exigían su propia identificación o la procedencia de los efectos robados.
Con esta operación, la Guardia Civil considera desarticulada una importante banda, que sustraía baterías, maquinaria y herramientas en explotaciones agrícolas y ganaderas, causando un importante daño a sus propietarios, no solo por los efectos robados, sino por el daño causado en las instalaciones durante el robo, máxime cuando se trataba de sistemas de riego.
